Hermanos de Nuestra Señora de la Misericordia

Monseñor Víctor J.B.C. Scheppers

 

Infancia de un hombre notable

Víctor Scheppers nace en Malinas el 25 abril de 1802. Es el menor de cuatro hijos. Su padre Corneel Joseph Scheppers, cervecero, y su madre Joanna Maria-Theresia Exstrix son propietarios terrenos y por lo tanto adinerados.

Víctor va al colegio de la Begijnenstraat en Malinas y al St.-Jozefcollege en Aalst, donde termina la enseñanza secundaria en 1820.

Su madre y sus dos hermanas mueren respectivamente en 1813, 1815 y 1817. Su hermano Joseph toma la cervecería del padre. Víctor sigue viviendo con su padre y le ayuda en la administración de las propiedades.

Durante un viaje en París, visitando la Capilla de Penitencia, Víctor decide hacerse sacerdote. En 1830 empieza su formación de sacerdote. El 13 de abril 1832 Monseñor Sterckx, Arzobispo de Malinas, lo ordena sacerdote.

En la brecha para ayudar a los jóvenes vulnerables

El sacerdote Víctor Scheppers está consternado por la realidad social en nuestro país: el trabajo de menores en las fábricas de tejidos, las fábricas de ladrillos y las minas de carbón; días laborables demasiado largos en condiciones miserables; la falta de cajas de seguro de enfermedad, de subsidio de desempleo y de educación sólida. Se da cuenta de que es urgente que la clase obrera, explotada y humiliada, se emancipe. A su parecer la enseñanza debe jugar un papel importante en eso.

Decidido, el jóven sacerdote reúne alrededor de sí niños para aprenderles a leer y a escribir. Les enseña también la catequésis. Se reúnen en el castillo de su padre y en la casa de sus padres. Más tarde su padre le facilita aún otra casa.

En 1835 funda la escuela de mediodía para los niños que ya trabajan y una escuela dominical para los chicos de 17 – 18 años. Estos jóvenes entienden que Víctor Scheppers les ofrece la oportunidad de tener una vida más humana y un futuro más prometedor. Las autoridades eclesiásticas también aprecian mucho su dedicación y en 1835 le nombran Canónigo Honorífico.

Su propia congregación de hermanos

En 1837 el canónigo Víctor Scheppers visita la prisión de Vilvoorde, donde 800 presos se encuentran encarcelados en condiciones miserables.

Decide reunir personas para remediar a esta situación y por eso funda su congregación de hermanos: los Hermanos de Nuestra Señora de la Misericordia. El 25 de enero de 1839 el cardinal consagra el primer monasterio y aprueba los estatutos de esta congregación. Los hermanos también siguen una formación enfermera y pedagógica.

En 1841 Víctor Scheppers aprovecha la herencia de su padre para adquirir el viejo monasterio de Melaan: será la sede general de su comunidad religiosa y la ubicación de una escuela floreciente.

Vivir al servicio de presos

En 1841 la prisión de Vilvoorde contrata a tres hermanos y el ministro de la Justicia ruega al canónigo Víctor Scheppers que envíe aún a cinco hermanos a la prisión militar de Aalst, donde permanecen 900 presos. Otro cinco hermanos van a ofrecer sus servicios en la prisión de Gante, donde permanecen 900 trabajadores forzados. En el monasterio benedictino de Saint-Hubert se encarcelan condenados menores. También se envían algunos hermanos allí.

El fundador de escuelas Víctor Scheppers

Ya en 1835 el canónigo Víctor Scheppers funda una escuela de mediodía y de domingo. En 1845 funda una escuela diurna gratuita en el monasterio de Melaan en Malinas. En 1851 abre también en Malinas un internado.

En 1849 los Hermanos de Nuestra Señora de Lourdes traspasan el instituto Oliveten a los Hermanos de Scheppers.

En 1861 Víctor Scheppers envía a varios hermanos a Alsemberg para fundar un internado

En 1869 funda en Malinas la escuela Sint-Libertus.

Muchas iniciatiavas en el extranjero

El papa Pío IX ruega al canónigo Víctor Scheppers que envíe hermanos a Roma y más tarde el papa Leo XIII insta en que envíe hermanos a Perugia. En 1855, a petición del cardenal Wiseman, algunos hermanos se van a Londres.

En 1856 Víctor Scheppers es nombrado Chambelán Secreto de Su Santidad el papa Pío IX con el título de Monseñor.

Más discípulos

Alrededor de 1840 existe en Malinas una comunidad caritativa de religiosas que viven de enseñanza y de enlace de bolillos. En 1851 forman una nueva congregación con el nombre de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia . Dentro de poco se extenden sus actividades caritativas a algunas escuelas, por ejemplo en Malinas, Halle y Walem.

Un compromiso en la parroquia y en la sociedad

Monseñor Víctor Scheppers también se dedica a la parroquia y llega a ser así un pastor muy apreciado.

Crea una  Caja de la Providencia  para todos los obreros: en caso de enfermedad continúan a cobrar los jornales y también podrán recobrar los gastos médicos y farmaceúticos.

Se acaba una vida servicial

Desde 1864 monseñor Víctor Scheppers sufre de arenilla y, más tarde, de piedrecillas en la vejiga: un mal muy doloroso que en aquel entonces todavía no se podía tratar de manera eficaz.

A principios de 1877 su estado empeora rápidamente. El 7 de marzo cae en coma y muere. Lo sepultan en el panteón familial en el cementerio de Walem.

El 21 julio de 1952 transportan sus cenizas a la capilla funeraria del instituto Scheppers en Malinas.

Sus obras siguen desarrollándose

Después de la muerte de monseñor Víctor Scheppers la congregación continúa a extenderse: se establecen fundaciones en el Canadá, Argentina, Uruguay, Burundí, Ruanda, los Países Bajos y España. Con la ayuda de un gran número de laicos la congregación aprovecha los recursos financieros donde dispone para mantener sus múltiples fundaciones. La inspiración sigue siendo el lema del Fundador:

El Honor a Dios,  el Trabajo para mí ,  el Provecho al Prójimo,

Hoy día se encuentran fundaciones que operan en Argentina, Burundi, el Canadá, Italia y el Uruguay.

Enseñanza actual en las escuelas de Scheppers en Flandes

Hoy día, en la Provincia Flamenca , se da enseñanza en las escuelas de Scheppers de Alsemberg, Anderlecht, Amberes-Deurne, Herentals y Wetteren.

Monseñor Víctor Scheppers: reconocido y honrado

Después de su muerte sigue la convicción de que monseñor Víctor Scheppers, por su fuerte unión con Dios y su dedicación completa al prójimo, merece ser santificado, que es un hombre santo que puede ser venerado por los creyentes y que puede ser invocado como intercesor ante el Padre. El 16 de marzo de 1987 el papa Juan Pablo II eleva a Víctor Scheppers a  Venerable.

Discurso de ocasión del Venerable Hermano Roberto Piccolo

Discurso de ocasión del Venerable Hermano Roberto Piccolo, Superior General de los Hermanos de Scheppers en ocasión de la celebración de 125 años de Scheppers en Wetteren (5 de junio de 2004)

El hermano Roberto Piccolo, Superior General de 1994 a 2006 rindió homenaje en un discurso festivo a nuestro fundador y nos llamó a un compromiso continuo. Para todos los que son favorables al proyecto educativo según el espirítu de Víctor Scheppers, imprimos aquí la traducción de este discurso. Son unas palabras de inspiración, afirmación y aliento al principio de este siglo XXI.

Saludos

Me complazco en saludar a un gran amigo, Su Excelencia Monseñor Luc Van Looy, obispo de Gante, y le estoy agradecido porque su presencia da más esplendor y sentido a la celebración del 125º aniversario de la fundación del instituto Scheppers en Wetteren.

Saludo al Superior Provincial el Hermano Kristiaan Delvigne y a todos los hermanos. También un saludo y unas gracias al director, el señor De Lepeleire, para la invitación que me permite participar a esta celebración.

También saludo a Ustedes, los profesores del instituto Scheppers, ¡que son los “móviles” de esta realización espléndida!

Un saludo muy especial a vosotros, los jóvenes, que son los protagonistas de estos acontecimientos escolares. También saludo a todas las familias, que han hecho confianza en este centro educativo, que desde hace 125 años sigue dedicándose cada vez más a la formación de los adultos del futuro.

Responder al mundo cambiante de hoy

Discúlpenme, por favor, que no sepa expresarme en su lengua materna, pero las técnicas modernas les dan la posibilidad de seguir estas consideraciones mías que humildemente les presento.

Hoy día la existencia de una escuela católica es más que nunca necesaria, sobre todo en nuestro Mundo Occidental. Hoy tenemos que afrontar, con coraje y competencia, los grandes cambios que nos están imponiendo la educación y la transmisión de conocimiento. Por ejemplo, ¿cómo reaccionar de manera adecuada a una “globalización” que inevitablemente entra cada vez más en el campo de la enseñanza.

¿Cómo dominar los cambios radicales ocasionados en las escuelas por la aplicación de las nuevas tecnologías, en particular la informática?

¿Cómo contestar las preguntas abiertas preocupantes sobre las incertitudes acerca de la bioética y del medio ambiente?

¿Cómo responder de manera adecuada al riesgo concreto de que el desarrollo científico y técnico ocasione una cierta "despersonalisación" y masificación del individuo?

El educador, un "distribuidor de humanidad"

Por causa de problemas familiales, a veces dramáticos, muchos jóvenes, en nuestro tiempo, están abandonados y se quedan solitarios. Pues van a buscar otro punto de apoyo y, por desgracia, las más de las veces, se dejan llevar del torbellino de drogas, de sexo, de la sociedad de consumo.

Son víctimas de la mentalidad de: “Utiliza e tira.”

Muy a menudo los jóvenes del llamado “primer mundo” son más pobres que aquéllos del tercer mundo. Sufren de una pobreza moral y espiritual que, las más de las veces, es, para nosotros, educadores, un desafío muy serio, a saber ¿cómo hacer frente a esa situación en un ambiente social y cultural en que predomina la lógica suprema al beneficio económico y al provecho en perjuicio del otro?

Hoy día el educador, y sobre todo el educador que da clases en una escuela católica, tiene que estar preparado y ser capable de tener una visión de 360 grados. Esto supone una formación continua, una gran apertura moral, la disposición de ser un "distribuidor de humanidad" y no sólo un experto en la didáctica.

Los maestros de una humanidad verdadera

Acompañar un niño, alguien que crece, un jóven en su camino personal del aprendizaje y de la apertura a la vida y al mundo, significa – cada día – ocuparse de pequeñas cuestiones particulares; significa "perder tiempo" con él y para él; significa hacerle entender que lo queremos de veras y que le deseamos lo mejor.

Darse cuenta de esta realidad implica la tarea irrevocable de ser  los maestros de una humanidad verdadera; implica la necesidad de seguir a estos jóvenes en su desarrollo, quererlos y servirles de punto de apoyo. Todo esto supone una preparación sólida, un gran equilibrio, una gran riqueza humana, supone demostrar con la propia vida lo que es el verdadero sentido de nuestra condición humana y nuestra vida cristiana.

En este momento histórico tengo una invitación especial para vosotros, profesores: intenten encarnar el carisma de Víctor Scheppers, que es el carisma de la misericordia. Es decir: el don de poder ofrecer su corazón a los más pobres. Intenten ofrecer a todos, pero en particular a los más necesitados – en sentido moral, espiritual y material – los frutos de su tarea social, de su pericia, de sus experiencias familiales y de sus experiencias de ciudadano.

Gente con una visión

Los hermanos de la congregación, también los mayores entre ellos, les ofrecen sus calidades personales, el don profético de la ordenación, su testimonio religioso, su formación sólida según el carisma del fundador, la acogida cordial en su comunidad; su capital espiritual y material.

Ahora me dirijo en particular a los laicos que forman parte de la dirección de la escuela. Que tengan una visión, que sean capaces de representar y propagar los valores de justicia y solidaridad y de ser sus testigos. Que sepan estimular al cuerpo docente, a los alumnos y a sus familias para que escojan estos valores de la vida.

Ustedes, más que todos los otros, deben transmitir el carisma de Scheppers en esta comunidad de escuelas avivando y viviendo con optimismo y confianza la espiritualidad apostólica de la misericordia.

Instrumentos en las manos de Dios

En este punto quiero, en nombre de toda la congregación, darles las gracias al Superior Provincial y al Consejo Provincial de Flandes que, con una intuición profética, han constituido una comisión, compuesta de cinco laicos y dos hermanos, con la tarea de vigilar que el espíritu del fundador, Víctor Scheppers, esté presente y activo entre todos los que, con la finalidad de formar los adultos de mañana, están empleados, cualquiera sea la tarea, en nuestra obra educativa de Flandes.

Fe, esperanza y caridad son las virtudes espirituales que sintetizan muy bien la personalidad de Víctor Scheppers y que deben estimularnos continuamente. Todos debemos sentirnos interesados por conocer y fortalecer su perfil de educador. Un perfil que se manifiesta en gran medida en el método preventivo, que debe preferirse al método represivo.

Entender la personalidad y el espíritu de Víctor Scheppers significa tener fe, convencerse que es Dios quien hace todo y trabajar al servicio de Dios.

Fortaleza, prudencia y humildad son las tres virtudes morales de Scheppers, que caracterizan el amor por los pobres y los jóvenes y que enseñan que debemos sentirnos instrumentos de Dios.

Queridos amigos, si nuestra tarea de educador, de educador cristiano, se desarrolla en este sentido, llevaremos a cabo – Víctor Scheppers siendo nuestro guía – en este momento histórico lo que pudo realizar él con fortaleza y esfuerzo en su tiempo. También hoy – hoy aún más que nunca – Víctor Scheppers ruega a cada uno que nos sentamos instrumentos humildes en las manos de Dios; instrumentos que se dedican en un espíritu de sacrificio a realizar cotidianamente el programa que caracteriza este instituto desde hace 125 años: ¡ En honor de Dios y al servicio del prójimo!.